Política

¿Fin de la paciencia?: ¿Cómo responderá Irán al ataque israelí en Siria?

Xavier Villar

Al menos siete miembros de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, entre ellos el general Mohamad Reza Zahedi, destacado miembro de la Fuerza Quds encargada de operaciones en el extranjero, y su segundo, Mohammad Hadi Haj Rahimi, han sido víctimas mortales en un ataque israelí en Siria.

Este suceso, además de destacar la relevancia de los objetivos, marca una escalada significativa, dado que las instalaciones diplomáticas de Irán en Damasco también fueron blanco del ataque. La prensa iraní describe a Mohamad Reza Zahedi como uno de los principales responsables de la Guardia Revolucionaria en Siria y Líbano, lo que hace aún más relevante su asesinato.

En Irán, este ataque es interpretado como una declaración de guerra por parte de Israel. Es una ofensiva radicalmente distinta a las anteriores al golpear directamente el suelo iraní, simbolizado por su consulado en Siria. La profesora y experta en Hezbolá, Amal Saad, opina que este ataque tenía dos objetivos claros: por un lado, provocar una respuesta iraní especialmente contundente, al dirigirse contra el territorio soberano de la República Islámica; y por otro, ampliar el conflicto y obligar a Estados Unidos a intervenir de manera más directa.

En este contexto, es importante destacar que Israel ha ido modificando las reglas del combate desde el inicio de su campaña en Gaza. Si en fases anteriores Israel se abstenía de atacar directamente a oficiales de la Guardia Revolucionaria, desde el inicio de la operación en Gaza, esto cambió y la entidad sionista comenzó a tener como objetivos a figuras relevantes de la Guardia Revolucionaria. Desde octubre de 2023, fecha en que inició la operación en Gaza, ha habido un aumento notable en los ataques a posiciones iraníes en Siria. Desde diciembre de 2023, y sin contar el ataque del pasado 1 de abril, más de diez oficiales de la Guardia Revolucionaria iraní han sido asesinados por Israel en Siria. Entre los asesinatos más destacados se encuentra el de Seyed Raai Musavi, ocurrido el 25 de diciembre de 2023. Musavi era considerado responsable de la logística y la coordinación militar iraní en Siria.

Desde un punto de vista político, es importante resaltar las numerosas reacciones que el ataque contra la sede consular está generando en Irán. El ministro de Asuntos Exteriores, Amir Abdolahian, declaró que Irán envió “un mensaje a los Estados Unidos dejándole claro que el país es considerado responsable” por el ataque y los asesinatos. En este sentido, Ali Shamjani, asesor del Líder Supremo iraní, afirmó que “el hecho de si Washington fue informado previamente sobre la intención de Israel de llevar a cabo el ataque o no, no exime su responsabilidad directa por este crimen”.

Por su parte, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Naser Kanani, consideró el ataque como una violación flagrante de las regulaciones internacionales, especialmente la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961. Además, agregó: “Es adecuado y necesario que esta acción sea condenada por la comunidad internacional y las Naciones Unidas con las expresiones más fuertes, y que se tomen las medidas necesarias contra el agresor”. También enfatizó que “la República Islámica de Irán determinará el tipo de respuesta y castigo ante la agresión”.

El presidente iraní, Ebrahim Raisi, en una rueda de prensa, declaró que “el ataque sionista al consulado de Irán en la capital siria, Damasco, no quedará sin respuesta”. Raisi calificó la agresión israelí contra el consulado iraní como un “nuevo crimen terrorista” y lo consideró una “violación de las resoluciones internacionales”. Además, apuntó que “debido a los múltiples fracasos en su estrategia, el régimen sionista ha cambiado de estrategia. Pero debería saber que nunca logrará sus siniestros objetivos con tales medidas”.

También realizó declaraciones sobre el ataque el Líder Supremo Iraní, Ali Jemenei, quien señaló que “Israel será castigado por nuestros valientes hombres”, lo que parece indicar que en la respuesta al ataque, las fuerzas iraníes se implicarán de manera directa. Es decir, el discurso de Jemenei parece ser un mensaje directo a las fuerzas militares iraníes para que preparen las opciones para un ataque contra la entidad sionista.

Varios gobiernos de la región expresaron su apoyo a Irán y condenaron el ataque israelí. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Catar expresó una “firme condena” del ataque, describiéndolo como una “flagrante violación de los acuerdos internacionales”. Por su parte, Omán condenó el ataque calificándolo de “violación de la soberanía de la República Árabe Siria”.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Arabia Saudí informó que el vicecanciller Walid Al-Khereiji se reunió con el Embajador de Irán en Riad, Alireza Enayati, y discutieron temas de interés común. Aunque no se mencionó el bombardeo en Damasco durante la reunión, el Reino condenó el ataque en las primeras horas del 2 de abril, rechazando categóricamente los ataques a sedes diplomáticas.

Los Emiratos Árabes Unidos también condenaron los “ataques contra las misiones diplomáticas iraníes” de manera más escueta en un comunicado.

En las últimas horas, Rusia, a través de un comunicado del Ministro de Asuntos Exteriores, condenó enérgicamente el ataque israelí denunciando la acción como “inaceptable”.

El ataque ha reavivado el debate sobre la voluntad de Irán de seguir con su conocida doctrina de la “paciencia estratégica” en política exterior o de abandonarla definitivamente. Este debate se inició tras el asesinato de Seyed Razi Musavi en Siria. Muchas personas interpretaron este acto como una declaración de guerra por parte de Israel contra Irán y exigieron una respuesta directa. En este mismo contexto, Ismail Qaani, comandante de la Fuerza Quds, sugirió que el asesinato se debía, por un lado, al fracaso de Israel en Gaza para derrotar a Hamas, y por otro, formaba parte de un plan diseñado para involucrar a Irán en el conflicto de manera más directa. Qaani dejó claro en declaraciones públicas que “Irán no sigue los planes de sus enemigos”. Lo que se interpretó como un apoyo a la doctrina de la “paciencia estratégica”.

Pero el debate ha vuelto a surgir. Para muchas personas que exigen el fin de la “paciencia estratégica” iraní, esta doctrina es percibida por los enemigos regionales de la República Islámica como inacción, lo que amenaza con convertirse en una aceptación pasiva del statu quo regional. En este sentido, se puede mencionar una publicación en la red social X (anteriormente Twitter) de Mahdi Mohamadi, asesor del presidente del parlamento iraní, Mohammad Baqer Qalibaf, quien argumentó que no responder directamente a Israel por temor a desencadenar un conflicto “no tiene sentido”.

A modo de conclusión, cabe recordar que esta no es la primera vez que las sedes diplomáticas iraníes son atacadas y sus diplomáticos asesinados. Por ejemplo, en 1998, los talibanes afganos atacaron el consulado iraní en la ciudad afgana de Mazar-i Sharif, lo que resultó en la muerte de 11 diplomáticos. En respuesta, se desplegaron 70.000 tropas iraníes en la frontera con Afganistán, aunque finalmente se decidió no continuar con la operación.

El ataque israelí se distingue claramente del incidente protagonizado por los talibanes en 1998. En primer lugar, este último se inscribe en la lucha colonial por la liberación de Palestina. Para la República Islámica, este acontecimiento reviste características que van más allá de lo político, adquiriendo una dimensión existencial. Enfrenta dos visiones antitéticas: una que aboga por la justicia y otra que perpetúa la opresión.

Y en segundo lugar, no se pueden obviar los riesgos potenciales de un conflicto a gran escala en la región. A pesar de que Irán no busca activamente una guerra de estas proporciones, ha estado preparándose durante años para enfrentar tal escenario. Esto resalta la necesidad de analizar las consideraciones pragmáticas, como la “paciencia estratégica”, a la luz de los principios políticos irrenunciables sobre los que se sustenta Irán, incluso si eso conlleva ciertos riesgos.

Ataque al consulado iraní, último clavo en ataúd del régimen israelí

Wesam Bahrani *

También es un recordatorio de que el régimen está destinado a perecer, como lo están todas las entidades ilegítimas. Vienen con una fecha de caducidad y ha llegado el momento de la entidad sionista respaldada por Occidente.

El cobarde ataque a la sección de asuntos consulares de la embajada iraní en Damasco, en flagrante violación de todas las convenciones internacionales, huele a absoluta frustración y a la comprensión de que los días de la entidad ilegítima están contados.

Es el caso de un régimen moribundo y en decadencia que recurre a actos desesperados tras su aplastante derrota ante el Eje de Resistencia tanto en Gaza como en toda la región.

El régimen ocupante debería haberse rendido hace mucho tiempo, pero el ego inflado de Benjamín Netanyahu, el primer ministro israelí asediado por problemas, se impuso a él. Pero ¿por qué apuntar a una misión diplomática iraní?

El derecho internacional no es algo con lo que el régimen del apartheid esté familiarizado. No se puede esperar que las entidades ilegítimas cumplan con las convenciones legales internacionales. Y ha estado bien documentado en la asediada Franja de Gaza desde el 7 de octubre.

Han pasado casi seis meses desde que el régimen israelí lanzó una guerra genocida contra 2,3 millones de palestinos en el territorio costero palestino, y las cifras hablan por sí solas.

A pesar del número sin precedentes de muertes, destrucción y hambruna deliberada en el campo de concentración más grande del mundo, la Resistencia palestina no ha sido sometida y el pueblo de Palestina también se ha negado a retirarse o rendirse.

El creciente apoyo mundial a la causa palestina nunca ha sido tan alto y brillante, incluso los partidarios de la ocupación israelí en Occidente detestan y maldicen al régimen por sus crímenes de guerra.

Una encuesta reciente realizada por el Centro Palestino de Investigación de Encuestas y Políticas (PCPSR, por sus siglas en inglés), con sede en Ramalá y financiado por Alemania, reveló que HAMAS mantiene una gran popularidad en Gaza, el grupo de la Resistencia que Israel quiere eliminar.

La cifra es más alta que el índice de aprobación durante las encuestas realizadas antes de la operación Tormenta de Al-Aqsa (Inundación de Al-Aqsa) el 7 de octubre y se produce a pesar de que el régimen israelí amplía sus crímenes de guerra genocidas contra civiles en el territorio bloqueado.

Las Brigadas Al-Qassam, las Brigadas Al-Quds y otras facciones armada con base en Gaza afiliadas al movimiento de la Resistencia han convertido en los últimos meses el pequeño territorio en Vietnam para las fuerzas de ocupación israelíes con sus operaciones diarias.

Para empeorar las cosas para Netanyahu y su régimen fascista, la Resistencia de Gaza ha vuelto a la población de colonos israelíes contra sus propios líderes extremistas, con millones de personas saliendo a las calles de Tel Aviv todos los días para pedir el derrocamiento de Netanyahu.

Los colonos están desatando su ira y frustración contra Netanyahu y su régimen sionista de extrema derecha por no lograr ninguno de sus objetivos declarados en Gaza, incluida la liberación de los cautivos mantenidos por la Resistencia en el enclave costero.

En las tierras palestinas ocupadas por Israel, el periódico hebreo Maariv del régimen —el medio de referencia para el proceso de pensamiento de los colonos israelíes que realiza encuestas periódicas entre la población de colonos— documentó algunas estadísticas sombrías.

En su primera encuesta después de la guerra genocida israelí contra Gaza, el 8 de octubre, un enorme 95 por ciento de los colonos israelíes apoyaba una guerra en la Franja de Gaza. No solo contra HAMAS (el Movimiento de Resistencia Islámica Palestina), sino contra todos los palestinos allí.

Esto explica por qué Netanyahu adoptó un tono confiado después de lanzar la agresión desenfrenada, cuando su índice de aprobación se había desplomado durante la mayor parte de 2023. Era hora de recuperar la buena voluntad de los colonos matando a mujeres y niños palestinos.

A finales de diciembre, Maariv calculó que ese número de apoyo al genocidio estadounidense-israelí era del 74 por ciento y ahora es del 57 por ciento. La proyección sugiere claramente una tendencia a la baja, con Netanyahu ahogándose junto con ella.

Así es como Netanyahu y la mafia israelí en general respaldada por Washington DC se desesperaron. No pueden permitirse el lujo de perder el poder, participar en otras elecciones y volver a los informes sobre el estallido de una guerra civil entre colonos israelíes que surgieron en 2023.

El derrocamiento de Netanyahu, un alto el fuego y un acuerdo de intercambio de prisioneros son esencialmente las demandas de la población de colonos de hoy, que ha vuelto a las calles en cantidades masivas.

En los últimos seis meses, los cautivos en Gaza no han sido liberados militarmente, HAMAS está lejos de ser “eliminado” según la inteligencia estadounidense, y el número de bajas militares israelíes aumenta día a día.

Hay más de 100 000 palestinos muertos y heridos, y miles más están desaparecidos, presumiblemente muertos bajo los escombros, la mayoría de los cuales son mujeres y niños. Según grupos de derechos humanos, niños han sido ejecutados a sangre fría y mujeres han sido violadas y asesinadas.

Cientos de miles de palestinos han sido desplazados debido a la política de bombardeos y asedio del régimen, utilizando el hambre como arma de guerra contra los civiles palestinos.

Aun así, el régimen ocupante y sus partidarios occidentales no han logrado quebrar la voluntad y la resistencia de los palestinos en Gaza. Se mantienen firmes y resueltos, no dispuestos a dejar que gane el opresor.

Israel está aislado en el escenario mundial al haber violado un fallo de la Corte Internacional de Justicia sobre genocidio y otra resolución más del Consejo de Seguridad de la ONU. Por otro lado, la sangre de los niños palestinos ha formado una coalición global que expresa su disgusto por el régimen usurpador.

En el mundo occidental, especialmente en EE.UU. y el Reino Unido, la protesta pública obligó a que se aprobara la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, mientras los líderes estadounidenses y británicos tenían un ojo puesto en su régimen de poder y otro en las urnas en sus países, ya que su propio futuro en el cargo ahora está en juego. en peligro debido a su complicidad en el genocidio de Gaza.

La valentía de Sudáfrica al llevar al régimen ocupante ante la CIJ (Corte Internacional de Justicia), respaldada ahora por Irlanda y otros países, es un testimonio de la valentía de los habitantes de Gaza al exponer al régimen asesino de niños y su ocupación ilegal y apartheid.

Las posiciones y medidas adoptadas por Brasil, Colombia, Bolivia, Chile, por ejemplo, o, en realidad, las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores español o de una alta funcionaria de la administración Biden que dimitió por Gaza lo dicen todo.

Es otro reflejo más de la capacidad de soportar las dificultades extremas de los niños, mujeres, hombres y ancianos en Gaza contra la ocupación que ha resultado en el apoyo global a la causa palestina, volviendo a colocar a Palestina en la mente y el mapa de la comunidad internacional.

Este respaldo global a Gaza, que ahora ha aumentado significativamente, comenzó hace décadas con el apoyo inquebrantable e incondicional de la República Islámica de Irán. Fue Irán quien dio voz a los palestinos sin voz y ayudó a que la Resistencia palestina se volviera autosuficiente.

Sería seguro sugerir que la Tormenta de Al-Aqsa no habría sido posible si Irán no hubiera estado presente todos estos años. Esto incluso lo reconoció el líder de la Yihad Islámica, Ziad al-Najala, durante su visita a Teherán la semana pasada.

Al no haber logrado nada en la Franja de Gaza y con una presión creciente tanto a nivel interno como global, el régimen del apartheid israelí ha descargado su ira contra el partidario número uno de la causa palestina: Irán.

El ataque terrorista contra el consulado iraní en Damasco con media docena de ataques con misiles que asesinaron a un alto asesor militar iraní, a su adjunto y a otro personal militar iraní en la misión diplomática es otro claro acto de desesperación por parte del régimen israelí.

Es difícil imaginar que un régimen moribundo y en decadencia tome una medida tan temeraria sin la luz verde de sus patrocinadores estadounidenses y del lobby israelí.

Lo que ambas partes no logran comprender es que este acto de terrorismo solo hará que el apoyo de Irán a la lucha palestina sea más firme.

Muchos mártires han dejado la puerta abierta para que otros liberen a Palestina de su brutal ocupación. La cuenta atrás para la liberación de Palestina y la aniquilación del régimen israelí ha comenzado.

El ataque del lunes fue el último clavo en el ataúd del régimen moribundo y decadente.

Análisis: Alastair Crooke: la guerra de Israel, la apuesta de Netanyahu

Alastair Crooke

El apoyo del Partido Demócrata estadounidense a Israel se está resquebrajando rápidamente: una “reorganización ideológica”, lo llama Peter Beinart (editor de Jewish Currents). Desde el 7 de octubre “se ha convertido en un terremoto”, una “Gran Ruptura”.

Esta es la fusión entre liberalismo y sionismo que ha definido durante mucho tiempo al Partido Demócrata:

“La guerra de Israel en Gaza ha provocado una transformación en la izquierda estadounidense. La solidaridad con los palestinos se está volviendo tan esencial para la política de izquierda como el apoyo al derecho al aborto o la oposición a los combustibles fósiles. Y, como ocurrió durante la guerra de Vietnam y la guerra anti-sudafricana lucha contra el apartheid, el fervor de la izquierda está remodelando la corriente principal liberal”.

En pocas palabras, en paralelo con el giro de Israel hacia la extrema derecha, el apoyo pro palestino en Estados Unidos se ha fortalecido. En noviembre de 2023, el 49% de los votantes judíos estadounidenses de entre 18 y 35 años se opusieron al llamado de Biden de ayuda militar adicional a Israel.

Este es un vector; una dirección de viaje dentro de la política norteamericana.

Por otro lado, los judíos estadounidenses –los más devotos del sionismo; quienes dirigen las instituciones del establishment ven que el Estados Unidos liberal se está volviendo menos hospitalario ideológicamente. Están respondiendo a este cambio haciendo causa común con la derecha estadounidense.

Netayanhu había observado que Israel y un partido democrático woke estaban en caminos divergentes aproximadamente una década antes: moviendo al Likud y a la derecha israelí de demócratas a evangélicos estadounidenses (y por lo tanto, en general, en la dirección del Partido Republicano). Como escribió en 2022 un ex diplomático israelí de alto rango, Alon Pinkas:

“Con Netanyahu siempre ha sido transaccional. Así que durante la última década ha desarrollado su vil versión de la ‘teoría del reemplazo’: la mayoría de los cristianos evangélicos reemplazarán a la gran mayoría de los judíos norteamericanos. Dado que es una cuestión de números, Los evangélicos son el aliado preferido”.

Beinart escribe: “Los partidarios de Israel no sólo son bienvenidos en el Partido Demócrata, sino que también son dominantes. Pero los líderes de estas instituciones ya no representan a una gran parte de su base”.

“El senador Schumer, el representante judío de más alto rango en la vida pública, reconoció esta laguna en su discurso de principios de este mes, cuando dijo (la línea más notable del discurso) que ‘puede comprender el idealismo que inspira a tantos jóvenes’. en particular, para apoyar una solución de un solo Estado”.

Una solución – para decirlo claramente – que no prevea un “Estado sionista”: “Estas son las palabras de un político que comprende que su partido está atravesando un cambio profundo”.

La cantidad de “cambios” en los más jóvenes es mayor de lo que muchos reconocen, especialmente entre los Millennials y la Generación Z; y estos últimos se suman a un movimiento de solidaridad con Palestina cada vez más amplio, pero también más radical. “Este creciente radicalismo ha producido una paradoja: es un movimiento que acoge cada vez a más judíos estadounidenses, pero como resultado le resulta más difícil explicar dónde encajan los judíos israelíes en su visión de la liberación palestina”, teme Beinart.

Para salvar este abismo, la administración Biden adoptó una posición incómoda en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas esta semana, cuando Estados Unidos se abstuvo de aprobar una “Resolución de alto el fuego y toma de rehenes”.

La Casa Blanca pretendía que la resolución fuera “en ambos sentidos”, apelando a los judíos estadounidenses (mayores) que todavía se identifican como progresistas y sionistas y, mirando hacia otro lado, apelando a aquellos que ven la creciente alianza entre las principales instituciones sionistas y el Partido Republicano como inconveniente, incluso imperdonable (y como que desea que las masacres en Gaza terminen ahora).

La estrategia de la Resolución, sin embargo, no fue bien pensada (esta última laguna se ha convertido en una especie de hábito de la Casa Blanca). El contenido fue tergiversado por Estados Unidos, que declaró que la resolución era “no vinculante”. De hecho, el New York Times informó erróneamente sobre la resolución, diciendo que “pide” un alto el fuego. No es tan.

“Las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas son documentos jurídicamente vinculantes. Por tanto, utilizan un lenguaje muy específico. Si el Consejo de Seguridad de la ONU “exige” que se haga algo, no tendrá consecuencias reales. La resolución en la que Estados Unidos se abstuvo “no ‘invita’ a Israel o Hamás a hacerlo; o eso: les pide que hagan algo”.

La estrategia bilateral de la administración Biden ha caído, como era de esperar, entre dos taburetes: como dice Beinart, “no es tan simple”. Una resolución superficial no resolverá el cambio estructural que se está produciendo: Gaza está forzando la cuestión. Los judíos estadounidenses que han afirmado ser progresistas y sionistas deben elegir. Y su elección tendrá enormes implicaciones electorales en estados indecisos, como Michigan, donde el activismo de la izquierda estadounidense podría potencialmente determinar el resultado de las elecciones presidenciales.

La estrategia de Biden en la ONU probablemente satisfará a pocos. Los sionistas del establishment están enojados y la “izquierda” considerará esto un placebo. Sin embargo, la caracterización errónea de “no vinculante” enfurecerá a otros miembros del Consejo de Seguridad, que ahora optarán por resoluciones aún más duras.

Más importante aún, la estratagema demostró a Netanyahu que Biden es débil. El cisma que se ha abierto en su partido introduce una cualidad de inestabilidad: su centro de gravedad político podría desplazarse hacia un lado del partido o hacia el otro, o incluso servir para fortalecer a los republicanos que ven la necesidad de responder a las necesidades de los palestinos. a través de “lentes estadounidenses”, equiparándolo con su política de identidad.

Netanyahu (más que nadie) sabe cómo hacer olas.

La estratagema de la ONU también desató una aparente tormenta en Israel. Netanyahu respondió cancelando una visita a Washington de una delegación de alto nivel para discutir los planes de Israel para Rafah. Dijo que la resolución “da a Hamás la esperanza de que la presión internacional le permitirá lograr un alto el fuego sin liberar a nuestros rehenes”: “Biden tiene la culpa”, es el mensaje.

Luego, Israel retiró a su equipo negociador de rehenes de Qatar, ya que 10 días de conversaciones habían llegado a un punto muerto, lo que provocó un intercambio de acusaciones entre Estados Unidos e Israel. La oficina de Netanyahu culpó a la intransigencia de Hamás provocada por la resolución de la ONU. El mensaje nuevamente: “Las conversaciones sobre rehenes han fracasado. Es culpa de Biden”.

Según se informa, la Casa Blanca ve la “tormenta de fuego” más como una crisis en gran medida fabricada y aprovechada por el primer ministro israelí para su guerra contra la Casa Blanca de Biden. El “Equipo” tiene razón en esto (aunque hay un verdadero enfado en la derecha israelí por la resolución, que se considera un intento de complacer a los “progresistas” (“Biden tiene la culpa”).

Claramente, las relaciones están empeorando: la administración Biden está desesperada por la liberación de los rehenes y un alto el fuego. Toda su estrategia depende de ello. Y las perspectivas de reelección de Biden dependen de ello. Será consciente de que es probable que decenas de miles de palestinos en Gaza mueran de hambre muy pronto. Y el mundo lo observará, todos los días, todas las noches, en las redes sociales.

Biden está furioso. Desde el punto de vista electoral, las cosas no le van bien. Él lo sabe y sospecha que Netanyahu está deliberadamente buscando pelea con él.

Para que quede claro: la pregunta clave es: ¿quién está interpretando correctamente la “configuración política del terreno” aquí? Netanyahu tiene muchos detractores –tanto en casa como en el Partido Demócrata de Estados Unidos–, pero durante sus 17 años en el poder, su intuición para los cambios dentro de la escena política de Estados Unidos, su toque de relaciones públicas y su percepción de los sentimientos de los votantes israelíes, han nunca ha estado en duda.

Biden quiere que Netanyahu sea destituido del liderazgo. Esto está claro; ¿Pero con qué propósito? La Casa Blanca parece tener grandes dificultades para asimilar la realidad de que, si Netanyahu se marchara, las políticas israelíes permanecerían prácticamente sin cambios. Sobre este punto las encuestas son inequívocas.

El irascible y frustrado presidente de la Casa Blanca podría encontrar en Gantz un interlocutor más suave y disponible, pero ¿y qué? ¿Cómo podría ser útil? El rumbo de Israel está impulsado por un enorme cambio en la opinión pública israelí. Y no existe una “solución” práctica obvia para Gaza.

Y quizás Biden tenga razón en que las disputas de Netanyahu son artificiales. Como lo expresa el destacado comentarista israelí Ben Caspit:

“En la década de 1990, después de las primeras reuniones del joven Netanyahu con el presidente estadounidense Bill Clinton, Clinton expresó su sorpresa ante la arrogancia de Netanyahu. Las relaciones con Clinton terminaron mal. Netanyahu perdió las elecciones de 1999 y atribuyó ello a la interferencia estadounidense.

“Cuando Netanyahu regresó al poder en 2009, se enfrentó a otro presidente demócrata, Barack Obama. Habiendo aprendido la lección con Clinton, que era popular entre el público israelí, Netanyahu convirtió al presidente estadounidense en un saco de boxeo dentro de Israel.

“Cada vez que Netanyahu se estancaba en las encuestas, iniciaba una pelea con Obama y avanzaba hacia arriba”, dijo una fuente que trabajó con Netanyahu en esos años, hablando bajo condición de anonimato. Logró convencer al público de que Obama odia a Israel y posicionarse como el único capaz de hacerle frente”.

La cuestión aquí es que el desafío de Netanyahu a Biden podría tener otro propósito. En pocas palabras, las “soluciones” del Equipo Biden para Gaza y Palestina son inviables –en términos de los sentimientos israelíes actuales. ¿Hace veinticinco años, tal vez? Pero entonces, la política estadounidense predominante de “hacer que Israel sea seguro” destruyó todas las soluciones políticas, incluida la creación de dos Estados.

Netanyahu promete (nuevamente) la “victoria total” de Israel sobre Hamas, aunque sabe que someter completamente al grupo es imposible. La solución de Netanyahu para salir de esta paradoja es, por tanto, “culpar a Biden” de impedir la victoria de Israel sobre Hamás.

Sin rodeos, no existe una solución militar fácil para Hamás; no la hay en absoluto. Las historias israelíes sobre el desmantelamiento de 19 batallones de Hamás en Gaza son sólo propaganda que se transmiten a la Casa Blanca, que aparentemente confía en la palabra de Israel.

Netanyahu probablemente sepa que Gaza se convertirá en una insurgencia incesante y culpará a Biden, a quien ya se considera el “saco de boxeo” por intentar imponer un Estado palestino a un Israel reacio.

Asimismo, la Casa Blanca parece haber interpretado mal el “terreno” con respecto al acuerdo de rehenes, imaginando que Hamás no hablaba en serio en sus demandas. De modo que no hubo negociaciones serias; sino más bien, Estados Unidos ha recurrido a la presión –utilizando aliados para presionar y amenazar a Hamás para que llegue a un acuerdo a través de Qatar, Egipto y otros Estados árabes– en lugar de responder a las demandas de Hamás.

Pero la presión diplomática, como se esperaba, no fue suficiente. Esto no cambió las posiciones fundamentales de Hamás.

“Estamos dramáticamente bloqueados. Esto no es poca cosa. Hay una brecha sustancial. Podemos jugar a pasar la pelota, pero esto no traerá de vuelta a los rehenes. Si queremos un acuerdo, debemos reconocer la realidad”, dijo un funcionario israelí. tras el regreso de Barnea y su equipo de Doha con las manos vacías.

Al tener experiencia de primera mano en estas negociaciones, imagino que Netanyahu sabe que políticamente no sobreviviría al verdadero precio que tendría que pagar (en términos de liberación de prisioneros) para llegar a un acuerdo.

Entonces, en resumen, el choque diseñado con Biden por el “voto en contra” de la resolución del Consejo de Seguridad podría verse más como la gestión por parte de Netanyahu de las prescripciones políticas poco realistas (desde su punto de vista) de Biden, extraídas de una realidad separada de la apocalíptica situación israelí actual. Frenesí de la “Nakba”.

Mientras tanto, Netanyahu reunirá sus “tropas”. Se ejercerá presión directa sobre las muy poderosas estructuras políticas prosionistas estadounidenses, que -junto con la presión autogenerada de los republicanos y los líderes institucionales demócratas prosionistas- pueden ser capaces de contener el creciente timbre de los progresistas.

O al menos, estas presiones podrían crear un contrapeso para obligar a Biden a apoyar silenciosamente a Israel (continuar armándolo) y también a abrazar públicamente la ampliación de la guerra por parte de Netanyahu como la única forma de restaurar la disuasión israelí, dado que sabe que las operaciones militares para Gaza no ayudarán a restablecer la disuasión ni le traerá una “victoria” israelí.

Sin duda, “Biden” se ha arrinconado al adoptar una “barra política” obsoleta frente a un panorama israelí y regional en rápida evolución que ya no es susceptible a tales irrelevancias.

Por otro lado, Netanyahu está apostando mucho por el futuro de Israel (y de Estados Unidos) y podría perder.

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