Columnistas Richard Gonzales

Repensar la educación desde la otredad

Autor: Henry Benjo Cruz Cachaca

Correo: henrycitobc1981@gmail.com

Resumen

Las condiciones por la que transitamos como humanidad, nos permite cuestionar aspectos críticos que condicionan el emerger de la otredad, condicionadas a las banalidades de las ambigüedades hegemónicas, que desarrollan una fuerte carga de inferiorización  del otro y sacralización del sujeto constituido culturalmente, las experiencias de vida y conocimientos negados por el conocimiento universal, impide un dialogo reciproco, armónico para la sostenibilidad de la vida, desde la noción complementaria.

El “otro” es un sujeto constituido, su vivencia expresa una serie de experiencias vivenciales, pero desde lo hegemónico es ignorado, fetichizado, subjetivado, avergonzado, explotado, siendo los mismos aporte para el conjunto de la humanidad, desde la invisibilización, como es la convivencia armónica y equilibrio con la naturaleza, y desde la educación debemos repensar la realidad mecánicamente estructurada desde el conocimiento foráneo. Para transformar la realidad, la educación es el punto de partida, el mismo debe responder a las demandas, necesidades y problemáticas que aquejan a la humanidad, donde educando y educadores dialoguen en la construcción, deconstrucción del conocimiento, para hacer humanamente posible la realidad vivencial, no es posible seguir en la ruta de la destrucción de la naturaleza para complacer las angurrias del hombre moderno, las mismas deben ser repensadas desde la educación, asumiendo la otredad como conocimiento posible.

Palabras claves: otredad, educación, inferiorización, conocimiento, universal, realidad, convivencia armónica.


Introducción

A leguas nos damos cuenta que la realidad donde convivimos los seres humanos esta permeado por una realidad ajena a la nuestra, el mismo expresa una estructura homogénea en la forma de percibir la realidad, para el mismo, han tenido que pasar varias centurias para perfeccionar la suma de teorías, porque en la actualidad, reproducimos las limitantes del conjunto de teorías, dirigidas, supervisadas, verificadas para su imposición cultural, donde el “otro” es fetichizado, invisibilizado, avergonzado, por el simple hecho de pensar y sentir distinto desde la otredad.

En la actualidad, desde los lentes de la totalidad, la otredad, es considerada sujetos incivilizados, pues el accionar de la racionalidad moderna ha puesto en tela de juicio, el conjunto de conocimientos de origen emergentes, que valdría tomarlos en cuenta para mitigar las crisis ocasionadas por el conocimiento hegemónico, como se expresa en la crisis ambiental, colocando en grave riesgo la continuidad de vida de la humanidad.

Por eso nos permitimos plantear el tema de: repensar la educación desde la otredad, el mismo, es una categoría de análisis y reflexión, conlleva múltiples retos de convivencia, frente a la modernidad, en sus vaivenes genera una realidad uniforme, resistida desde la otredad, repensar la educación básicamente implica, la conjunción de respuestas a las demandas y necesidades educativas contextualizadas, es un proceso abierto, que invita a dialogar conmensurablemente para entender la realidad entre educando y educador.

Así el educando, es portador de conocimientos socioculturales basados en múltiples experiencias, y el educador portador de saberes y conocimientos, dialogará desde la comunicación amplia, la construcción y deconstrucción de conocimientos, en otras palabras, es un cara a cara, donde no existe complejos de superioridad, sino temas de interés común, que se deben dialogar para transformar la realidad.

También, es menester hacer hincapié en las lecturas desarrolladas, para el mismo tenemos a Alaniz Gabriel y Diaz Norma cuya obra es repensar la educación desde la perspectiva de la otredad, hace énfasis de una educación secuestrada por la modernidad que provoca una crisis humanitaria. La obra de Vargas Pedro denominada una educación desde la otredad, coloca en conocimiento como una educación desde el otro desconocido es posible incorporar en las prácticas educativas, que conculca en sobrellevar una educación autentica desde las nociones ancestrales y clases populares.

Además, Aguirre Juan Carlos y Jaramillo Luis Guillermo, autores de la obra, el otro en Lévinas, es una crítica al englobamiento totalizante del conocimiento foráneo, haciendo del sujeto cautivo de su propio conocimiento, y finalmente se tiene a Buganza Jacob cuyo artículo se denomina la otredad o alteridad en el descubrimiento de América y la vigencia de la utopía lascasaina, entre el aspecto central hace referencia que el otro es visto como un sujeto inferior, que no pertenece a la cultura europea.

1.     Realidad mecánicamente estructurada

El hombre secuestrado en las ambigüedades totalitarias, es un desdén de su propia desgracia, camina en un horizonte confundido hasta ofuscado, por la modernidad, que hace de la racionalidad su centrismo galopante, que instaura una realidad mecánicamente estructurada, a partir del conjunto de teorías. Es decir, la vida totalmente condicionada a las banalidades de las teorías, estas elucubradas por un solo conocimiento, dirigidas, supervisadas, verificadas desde la totalidad, “entonces totalitariamente es controlar, luego confirmar, para después legislar y, por último, unificar en un tiempo-espacio la experiencia del individuo para hacerla objetiva” (Levinas), entonces el objetivo de unificar mecánicamente la experiencia del individuo, es moldearlo en la centralidad, donde todo es objetivamente controlado estructuralmente.

La realidad mecánicamente elaborada, es un tributo a una cultura, lengua, comunicación, conocimiento, religión donde la ética y la estética son de noción universal, pues la totalidad abraza el universalismo, es el objetivo por el cual luchan, adiestran, subjetivan, imponen, una alienación en la linealidad de la historia del conocimiento. Además, una realidad que permea una sola forma de vida. Además, atañe, una realidad finita “muchos discursos están viciados aún pretensiones ommi-comprensivas, de ilusión por el hallazgo de métodos que agoten lo humano” (Aguirre y Jaramillo, 2006, p. 3), mecánicamente todos los discursos, son parte elemental de eventos, investigaciones, aulas, situación que conculca meras repeticiones, haciendo al hombre como el único dador de argumentaciones.

Dichas argumentaciones, hacen alusión a los hallazgos desde las teorizaciones, teniendo un ser ensimismado, omnipotente, como el único dueño de la verdad que acurruca la realidad a una linealidad estructurada, en dicha línea de tiempo, todo el futuro es predecible, programable, por el mismo ser humano, donde solamente tiene valía el ser, es decir el yo, espectro que desmascará a este yo individualista, que está llevando paulatinamente, porque no decirlo a pasos acelerados a la destrucción del hábitat. 

Ahora bien, la realidad mecánicamente estructurada, es parte de la modernidad y la racionalidad, crea desequilibrios de vida, por una parte, la alienación nos dirige a un universalismo totalizador, pues los derechos humanos conceptualmente se vuelven homogéneos teóricamente expresada desde normas y leyes sancionadas con valía a nivel universal, considerando la “alienación que nos remite a un tiempo universal, reducido a etapas y disciplinas específicas, en un intento de igualdad de derechos humanos que en su inversión se vuelven excluyentes” (Aguirre y otros, 2006, p. 5), por otra parte, la alienación consiste básicamente hacer al sujeto ser imperfecto, quedándose a los designios de sometimiento al europeo.

La imposición europea, hace de la totalidad su espacio de privilegio o espacio subjetivadora de realidades, el mismo es estructurada desde el conocimiento occidental, el mismo se reproduce desde la academia, el cual no reconoce las experiencias de la otredad, sino solamente se guía en el sentido de cooptación y amoldamiento, donde la humanidad en su fragilidad, tiende a someterse a los designios de la naturaleza del conocimiento. Por ejemplo, se coloca la igualdad de derechos humanos, como aspecto inherente que engloba la humanidad, desde una sola postura política económica.

Entonces esta realidad mecánica, es la reproducción de lo finito como forma de vida, pero desde una sola postura económica, política, cultural, estructurada, en dicho engranaje deben arrimarse todos los sujetos, lo “otro” es minusválido, decadente, incivilizado, cavernario, desde sus estructuras de experiencias vivenciales, los mismos deben ser amoldados, encaminados desde la visión unilateral egocéntrica, acrecentando la:

Dominación que les traería grandísimas utilidades, siendo además cosa justa, por derecho natural, que la materia obedezca a la forma, el cuerpo al alma, al apetito a la razón, los brutos al hombre, la mujer al marido, los hijos al padre, lo imperfeto a lo perfecto, lo peor a lo mejor, para bien universal de todas las cosas” (Buganza, 2006, p. 4)

Esta realidad, mecánicamente establecida, hace del orden algo natural, situación que sacraliza el conocimiento hegemónico, imponiendo una secuencia a las cosas, una ley divina, porque no decirlo un patrón que permea la realidad. La consigna de lo perfecto es posible desde esta forma de ver la realidad, ensamblado en asumir una visión de mundo, en contraste a las múltiples visiones emergentes en la realidad.

El bien universal, es seguir a ciegas un conocimiento monolítico, detrás de ella se esconden un corpus teórico, que es el sostén de las cosas, donde unos se aprovechan de los otros, soslayando la otredad, como forma de vida existenciales, frente a esta realidad la dominación genera enormes utilidades para permear las realidades, convirtiéndolas en un eslabón de totalidad como única alternativa de vida. Además, dentro las estructuras mecánicas, las estructuras del Estado funcionan en las mismas condiciones, son comprender y dar lectura de la realidad.

La comprensión de la realidad objetiva, subjetiva e intersubjetiva. La comprensión está fuertemente vinculada con la acción comunicativa, en la medida en que exige de la participación de por lo menos dos sujetos en un proceso de entendimiento en el horizonte del mundo de la vida. (Vargas, 2016, p. 215)

El entendimiento, es el horizonte por el cual se debe transitar, un mundo de vida, implica comprender la realidad de manera objetiva, subjetiva hasta intersubjetiva, no se redime a un cálculo superficial de la otredad, sino es acción comunicativa, para desmitificar lo establecido, es contrarrestar desde ideas, nociones, teorías, experiencias, y plena participación. No es un dialogo de oídos sordos, la esencia del dialogo nos permitirá a desmitificar la realidad mecánicamente estructurada, porque estas no contemplan dialogo.

Además, la imposición de marcos teóricos, pasa por ser repasados una y otra vez, continuamente  para comprenderlos como verdaderos aportes y único en el género literario, con el que debemos familiarizarnos continuamente, extremo de repetir consecutivamente como algo propio, entonces nos invisibilizamos desde estructuras foráneas, hablamos como ellos, pero el hegemónico no nos acepta como parte de sus estructuras sociales, sino reniega de nuestro atrevimiento de contrarrestar sus nociones paradigmáticas.  

1.1. Desde los lentes de la totalidad

Lo universal como sistema de vida lo que pretende, hacer de unos cuantos seres omnipotentes y, desde esa objetividad universal se inferioriza a los sujetos de la otredad “nuestra mirada de la realidad ya no se nos vuelve extraña; empezamos a ver sus distinciones mediante el reflejo teórico de lo que nos muestra y la encuadramos en marcos de obras formales que de manera determinista muestran los senderos por los que nos debemos seguir moviendo” (Aguirre y Jaramillo, 2006, p. 7). Para el mismo, la sostenibilidad, que tiene es el adoctrinamiento cultural, económico, político, para el mismo han desplegado metodologías educativas, fundamentadas en la teorización de la realidad, implícitamente busca uniformidad de la realidad, siendo, una mirada de centro, alienadora de realidades.

En el desconocimiento del otro, constantemente permea desde el enjambre de teorías, en última instancia es la que determina la línea de tiempo de los pueblos indígenas y clases populares, al no considerarlos como parte de él, para el otro crea disciplinas, y tenerlo desde esa otra mirada como sujetos incivilizados, o sea parte de una etnia; como es la etnografía, etnohistoria, etnología, como disciplinas bastardas, al interés del conocimiento eurocéntrico.

Por eso, la mirada de totalidad, no es singularizar la realidad, desde dichos lentes se observa como discurre la relación sujeto objeto en desmedro de la totalidad del conocimiento, el sujeto en su mismidad reproduce el yo egocéntrico, que solamente admite su propia mirada de la realidad “la totalidad llega entonces a alienar la singularidad; la pone en relación con la obra, mas no con su ser en el mundo; la coloca en la pre-disposición de lo dicho y la aleja del acontecimiento, del ser tal y como se nos presenta, para poder captarlo” (Aguirre y otros, 2006, p. 6), los lentes de la totalidad nos permiten observar, como lo homogéneo desde la alienación hace del otro un ser despreciado, subjetivado, avergonzado, minusválido.

Para el mismo coloca lo universal como único conocimiento posible, donde la teoría es un marco de constructos, que estructuran el imaginario de la humanidad, llegando a un conformismo materialista de la realidad, la totalidad es la predisposición de alienar las experiencias, donde “los indios fueron tratados de manera injusta y salvaje, como si fueran inferiores, como si no fuesen hombres” (Buganza, 2006, p. 7), es decir; el constituido desde lo universal subjetiva e inferioriza a los sujetos, pero desde la alteridad las particularidades dejan de ser singularizadas para tornarse universal, pero las experiencias sustentadas en la realidad vivencial, hace ver al “otro” como sujeto imperfecto inadmisible cristianamente.

Pero, desde los lentes de la totalidad, se tiene un amplio camino recorrido, que son parte del sistema de vida que tienen consigo el otro, si bien, no se ha estructurado en conjunto de sumas teóricas, las mismas se reproducen y producen desde la esencia de los sujetos, el lenguaje como punto de partida, Aguirre y Jaramillo (2006), señalan:

El lenguaje nos permite un más allá de la apariencia, éste no nos da la interioridad del otro. Sería iluso pensar que a través del dialogo podemos aprehender la infinitud de una persona; si así fuera, el otro no tendría opción de mentir, sin embargo, precisamente, la mendacidad es posible porque la libertad del otro se conserva en el lenguaje. (p. 14)  

El lenguaje, genera comunicación y en las comunidades son la expresión de la identidad, como valoración de uno mismo, desde el lenguaje se hace dialogo por el interés común, la otredad no es apariencia, sino a través del lenguaje se realiza el intercambio de experiencias, se dialoga para reencontrarse con uno mismo, es un constante aprehender; una interacción comunitaria donde se dialoga del bienestar de los sujetos, no como una mera apariencia que despliega el egocentrismo.

Desde la otredad, se vive en libertad, se encamina un proceso dialógico donde la realidad es parte de la totalidad, nada está separado “sin embargo, esa otredad o alteridad no es total o completa, sino que hay algo que nos une esencialmente: todos pertenecemos al universo de la humanidad” (Buganza, 2006, p. 8), desde la otredad no se distinguen los sujetos porque somos parte de la humanidad, donde más bien se debe compartir visiones de mundos, para afrontar la realidad en constante crisis fruto de la acción del sujeto egocéntrico, desde esta mirada no se acepta las visiones, experiencias del otro, como complemento.

La totalidad es finito también infinito, porque todos somos parte del universo de la humanidad, lamentablemente por correspondencia a intereses particulares se cercena desde la mirada idealista, donde prima la relación sujeto y objeto, que limita el conocimiento de la totalidad como parte de la realidad. Es decir, se hace creer lo trascendental, como algo importante, relacionado a una responsabilidad, un solo conocimiento valido, sesgado, unilateral, desconociendo la vivencia de la otredad, como si estos fueran desalineados a su propia realidad permeadora de la totalidad. 

1.2. Repensar la educación

Repensar la educación, es reflexionar el diseño que se tiene vigente en los sistemas educativos, en el caso particular nuestro, queda totalmente establecido desde la llegada de Rouma, pedagogo belga, la aplicación de una educación ajena a través de cánones prediseñados a las realidades ancestrales, una educación que irrumpe con los sistemas de vida del otro. Afianzando una educación tradicional, donde prevalece la memorización como objetivo de aprendizaje, no hacerlo según las consignas de maestros, estas son sujetos a castigos físicos corporales, o sea, aprender desde el miedo, temor, que nos son significativos para responder a las demandas de la realidad.

La intención de importar una pedagogía extranjera y sobre todo europeizante, ha tenido el objetivo de civilizar a los incivilizados de la otredad “supuestamente”, quienes, eran considerados, carentes de cultura, lengua, conocimientos; la intención fue sustituir todo rasgo, vestigio de lo que representan los pueblos indígenas “la construcción de la otredad desde el siglo XIX y XX desde la antropología cultura que comienza el principal problema, esta construcción asertiva pero limitada de la otredad que se funda en la homogeneidad hegemónica instaura un comparacionismo necio donde lo ajeno se mide con lo propio” (Alanis y Diaz, 2017, p. 3), el comparacionismo necio, fue imponer una forma de vida, pretender imitarlo, para el mismo se diseña un modelo de hombre, un ser, semejante al hombre blanco europeo.

Esta construcción asertiva, genera un complejo de superioridad, de unos hacia otros, el hombre europeo como único sujeto pensante, capaz de dominar la naturaleza a partir del conocimiento científico, en esa medida, la educación en nuestra realidad fue castellanizadora, en todos los niveles. Situación que permitió imponer una educación monolingüe, basada en una arquitectura totalmente foránea, donde las experiencias socioculturales de los niños en los primeros años de educación, fueron paulatinamente reemplazadas por una realidad ajena a las propias experiencias vivenciales.

Entonces, una educación alienadora de realidades, hegemónico desde todo punto de vista, pretende olvidar las experiencias vivenciales de los educandos, la etapa escolarizada crea en él, subjetivamente un avergonzamiento de su propia cultura, lengua, religiones, tradiciones, crea una ausencia o vacío en cada ser humano autentico, y este sujeto adoctrinado desde las perversas formas de ser, siente asemejarse más al padre impostor, por eso “la historia de la pedagogía occidental desde la paideia griega, la educación ha estado marcada por la exclusión del otro; es decir, ha predominado la formación en tercera persona, que privilegia al docente como centro de toda actividad educativa” (Vargas, 2016, p. 207), una educación hegemónica, en nuestras realidades ha marcado sobre todo la exclusión y complejo de inferioridad, ha hecho del sujeto cultural, un sujeto reproductor de las costumbres ajenas, y en su devenir histórico, siente una ausencia de identidad, pero la madre cultura siempre está ahí, con un cumulo de sabiduría y saberes.

Por eso, en la actualidad desde la otredad, desde lo nuestro, debemos repensar la educación, no solamente desde lo ontológico como esencia del ser, sino desde lo trans-ontológico, ir más allá de comprender al otro como sujeto constituido, y desde su aprehender, este sea recíproca y porque no decirlo polifónico “de ahí que la escuela deba facilitar la comunicación dialógica que favorezca procesos de transformación de las realidades socioculturales que las sociedades dialógicas demandan” (Vargas, 2016, p. 212), una educación de amplio dialogo, debe cuestionar el esquema de educador portador de conocimientos y el educando solamente asumir el rol de asimilar conocimientos, debe transformarse por espacios de dialogo reciproco, respondiendo a las demandas y necesidades de aprendizaje de la realidad.

Entonces ¿Cuál es el rol de la escuela?, es un espacio, lugar donde se dialoga conocimientos, un espacio destinado a la reconstrucción, construcción de conocimientos, donde se interactúa,  analiza, reflexiona una situación gnoseológica, puesto tanto el educador como el educando son portadores de conocimientos, contrario a los lineamientos hegemónicos de hacer educación desde la mirada europea, que privilegia al educador como único portador de conocimientos, puesto que él tiene la verdad, mientras el educando solamente es una pieza de asimilación de todos los conocimientos universales.

Una educación ampliamente recíproca, desde el dialogo de la otredad es posible, el mismo expresa la dinámica dialógica para hacer posible una humanidad con plena libertad y justicia social, desde la esencia de la praxis como forma de vida, por una parte, el educador es la voz de la búsqueda de la verdad, no limita el conocimiento como forma de adoctrinamiento, sino como forma de comprender la realidad, de lo infinito desde lo dialógico como esencia de vida.

Si bien el lenguaje nos permite un más allá de la apariencia, éste no nos da la interioridad del otro. Sería iluso pensar que a través del diálogo podemos aprehender la infinitud de una persona; si así fuera, el Otro no tendría opción de mentir; sin embargo, precisamente, la mendacidad es posible porque la libertad del Otro se conserva en el lenguaje. (Aguirre y otros, 2006, p. 15)

Mientras, el educando desde su noción gnoseológica, es la voz de constitución cognoscitiva,  ontológica, dialógica, es un sujeto que permea la realidad, siendo parte de la construcción del conocimiento, y sobre todo es consciente de la continuidad de la humanidad, mientras la voz de conocimientos está en continuo debate, reflexión crítica, y construcción, el mismo debe ser útil para la humanidad y coadyuve en el equilibrio y reciprocidad con la naturaleza como fuente de vida, por eso es imprescindible repensar la educación desde la alteridad.

La polifonía de la libertad del otro, se conserva en la comunicación, donde el lenguaje es una herramienta útil, de expresar los que se piensa, desde la diversidad cultural, donde el cúmulo de saberes es parte de la totalidad, y estas necesariamente son parte del sistema de vida, donde el aprendizaje es la interiorización de las experiencias. Pero sería iluso, pensar desde la linealidad que el conocimiento se construye de manera colectiva, puestos que estas son sometidas a una estructura metodológica, donde la única verdad es fundamentada desde la teoría.

Por eso repensar la educación implica, conocer la diversidad cultural, responder mediante la escuela, a las necesidades educativas, donde los contenidos no solamente sean dialogadas desde lo teórico sino también sea práctica, la experiencia es el punto de inicio, que nos permite comprender la realidad. Entonces es vital la formación del liderazgo, en su amplitud busca consolidar una educación liberadora, con el objetivo de emancipar a los sectores, pueblos invisibilizados desde la hegemonía cultural.    

1.3. Alteridad conocimiento posible

Uno de los aspectos trascendentales del conocimiento, y elementos fundantes de la educación universalizadora es darle privilegio al corpus teórico, a través de la investigación científica, siendo una presea dorada, que se debe cuidar para beneficio de un grupo privilegiado que ve la realidad y sus recursos naturales como propios, para asimilarlos. Para el mismo, condiciona su aprendizaje, un aprehender de su cultura, lengua, formas de vida, puesto que el conocimiento eurocéntrico, norteamericano es impuesta verticalmente.

En esa verticalidad, es imprescindible comprender los alcances de la alteridad como conocimiento posible “la formación desde la otredad requiere una concepción de educación de naturaleza dialógica, es decir, entender la educación como un guiar en el dialogismo hacia la formación de personas auténticamente humanas” (Vargas, 2016, p. 213), reflexionando la educación foránea, privilegia solamente lo cognoscitivo como forma de comprender la realidad, y en ella se debe almacenar un sin fin de información, haciendo del sujeto un admirador del desarrollo tecnológico, y científico, concretadas desde el capitalismo, como objetivo de vida y diseño a seguir.

Ahora la racionalidad moderna, adquiere un mayor rango de relevancia a nivel mundial, y cuando se intenta hablar de la otredad, se muestra contrario y en una situación de alerta, porque esta coloca en tela de juicio al conocimiento eurocéntrico, y empieza a cuestionar desde los medios de comunicación masiva, de estructuras de poder establecido y sobre todo utiliza el poder económico para neutralizar un sistema de conocimiento autentico, que permita formar sujetos auténticamente humanos.

Una educación humanizante, invita reconstituir, reconstruir paradigmas eurocéntricos, que hace del hombre, un sujeto dueño de la realidad, y de sí mismo, sus acciones orientados a controlar la humanidad mediante la ciencia y tecnología, la educación de naturaleza dialógica, es sentir, vivenciar desde la otredad, que nada va separado, todo está entrelazado, una polifonía pluricultural, que tiene visiones de mundos, en ella se piensa, se siente como sujeto sentipensante, donde ver y escuchar, son parte del pensamiento de la diversidad que nos permite  transformar la realidad desde el dialogo, porque comprender al otro, es suma de conocimiento, no se lo puede descartar, entonces la lógica del error y los aciertos nos permite resolver problemas que emergen en la cotidianidad. 

El dialogismo, más allá de favorecer el aspecto cognoscitivo, desde la otredad privilegia facultades éticas, emocionales a ello se adhiere hasta estéticas, implica básicamente que los procesos educativos, no son viables al margen del dialogo cara a cara, es necesariamente esencial el dialogo de conocimientos con la participación de los educandos y educadores, donde la interacción recíproca y dialogo, nos permitirá contrarrestar los vaivenes de discurso magistral, desarrolladas por prácticas esencialmente magistocéntricas, que ha desarrollado sujetos temerosos de su historia y del conocimiento, envainados en su entorno, incapaces de comprender al otro, que se sintetizan en el cumplimiento de normas disciplinarias, didácticas monológicas, haciendo del aula un espacio de privilegio que atesora el discurso del poder y continuidad de la modernidad como único camino por el cual debe transitar el conjunto de la humanidad, un diseño ególatra, sacrilegio de medias verdades.

Por eso valdría la pena cuestionarnos ¿cómo la alteridad es conocimiento posible?, es conocimiento posible por una sencilla razón, los pueblos indígenas, clases populares, tercer mundistas, han afrontado la realidad desde su propias experiencias, el conocimiento emergente responde a las verdaderas demandas y necesidades de la realidad, de lo contrario no fuese visible la continuidad de vida de la periferia y comunidades, aunque invisibilizados, son fuente de información para hacer frente a las múltiples crisis, que ha generado hasta ahora, la racionalidad moderna. Está por demás decir:

La capacidad de entendimiento de los interlocutores respecto de las cosas y sucesos, a partir de los valores aprendidos en su cultura, consensual, genera comunidad intersubjetiva mediante el acuerdo normativo, cognoscitivo y lingüístico; critica, las emisiones o manifestaciones encarnan pretensiones de rectitud normativa o veracidad subjetiva por lo que son susceptibles de critica; reflexiva en el proceso comunicativo. (Vargas, 2016, p. 215)

Desde la otredad, todos los conocimientos son internalizados, son parte de la experiencia comunitaria, además consensuados desde las vivencias de nuestros antepasados, achachilas, abuelos, sabios de la comunidad, estas decisiones son trans-ontológicas, se dialoga con los demás entes espirituales, y todo lo que le rodea en la comunidad, lugar donde cada cosa sujeto, tiene sentido, y cada accionar del ser humano, está en constante escucha y dialogo, la reflexión es constante crítica en el proceso comunicativo, no existen verdades ambiguas, por el contrario las verdades se rigen en la profunda reflexión, una filosofía de vida.

Desde esta filosofía de vida, debemos reconstruir los senderos de la humanidad, puesto que la racionalidad moderna viene hincando a la humanidad a una constante crisis epiléptica, resumida en ambiental, alimentaria, humanitaria, tecnológica, económica, todo por la ambición desmedida del hombre por dominar los fenómenos naturales y sentirse dueño de la razón y la verdad, donde la visión logocéntrica predomina de un discurso de convencimiento y conformidad, todo lo que se tiene avanzado en materia de humanidad, pero estas siempre son respondidas desde posturas efímeras teóricas. Aquí cabria señalar entonces como desmitificamos las epistemologías de occidente, que son paraguas para permear la humanidad.

La capacidad de entendimiento por una parte, es complementario a lo que se piensa desde la otredad, cambiar el discurso logocéntrico, por uno biocéntrico encargado de valorar la naturaleza como medio de vida, donde la armonía del ser humano y la naturaleza, es respuesta a “la modernidad nos ha velado la realidad al ponernos en frente celofanes de colores que nos hacen ver al ser humano distorsionado, sin un tiempo y un lugar; es decir ahistórico y geoculturalmente informe” (Aguirre y otros, 2006, p. 5), el entendimiento de la vida desde la noción conceptual de la modernidad es uniforme y lineal. Mientras desde la otredad la realidad es cíclica, dialógica, reflexiva, el sentido de la vida es visible, fundada en un mundo multicolor, diverso, y desde su esencia se debe comprender la humanidad, puesto que el sol sale para todos.

Por eso, desde la otredad, es más visible como los pueblos ancestrales desde su sabiduría, tienen la noción de cuidado y preservación de la vida en el planeta y los recursos naturales para las futuras generaciones, una comprensión del mundo desde la alteridad como conocimiento posible, pero desde la hostilidad la homogeneidad nos señala una ruta “aun cuando el extraño no tenga ninguna intención hostil, incluso cuando de él no parta ningún peligro, será eliminado a causas de su otredad” (Alaniz y Diaz, 2017, p. 4), básicamente para el centrismo hegemónico, la otredad no es un conocimiento posible, pero la humanidad en su recorrido, viene asumiendo consciencia ambiental, para mitigar las múltiples crisis señaladas anteriormente, para el mismo, los pueblos ancestrales tienen un legajo de conocimientos basados en la experiencia, mismas sostenidas, compartidas durante generaciones.

Un mundo con igualdad, que contemple a la otredad, en las estructuras de conocimiento, será posible transitar por una realidad social, lugar donde prevalezca el bienestar, la armonía y complementariedad, de que todos somos iguales ante los designios que debemos ir sorteando e ir conociendo, hacer del planeta un lugar para todos.

Conclusiones

La noción de alteridad hace mención, al olvidado, como sujeto sentipensante, es una categoría de conocimiento y pensamiento, un paradigma propio de las clases populares, pueblos indígenas, parte del reconocimiento del “otro”, sin embargo, las clases dominantes a lo largo de la historia, en su ambición de dominio de la humanidad han subjetivado permanentemente reconocer la otredad como culturas emergentes. Más bien, imponen una realidad mecánicamente estructurada, un diseño hombre, un molde calco, que intuye una supremacía sobre los demás, para el mismo, hacen de la modernidad un modelo de vida, haciendo del conocimiento una racionalidad universal, por el cual todos debemos trajinar.

Una realidad mecánicamente estructurada, ligado a las múltiples teorizaciones, es respuesta a todas las cuestionantes que emergen en la realidad vivencial, opaca toda noción, cognoscitiva, ontológica, transontológica, emocional de los sujetos culturalmente constituidos, de ella surge que toda acción humana debe pasar por un filtro teórico, considerando a los fenómenos de la naturaleza como objetos de estudio, toda acción humana debe ser respondida desde las disciplinas de conocimiento, Es decir, el excesivo valor que se le da a las teorías, hace de los sujetos sumisos, temerosos hasta de su existencia.

La imposición cultural, hace extensivo la memorización, de todo evento foráneo, entre ellos la historia, el mismo debe ser repasado continuamente, donde cabe bien la asimilación, entonces como es continuo y mecánico, no da opción de critica a los conocimientos establecidos por la homogeneidad, mucho menos cuestionarlos, contrastarlos, desde el conocimiento de la diversidad, porque el diseño hombre debe ser un sujeto perfecto, funcional a los cambios del modelo capitalista, en otras palabras, formar sujetos mentores de un solo conocimiento, cultura, lengua.

Por eso, desde los lentes de la totalidad, debemos empezar a cuestionar lo universal como sistema de vida, donde vivir mejor, es resultado del conformismo intelectual, material, conlleva el desconocimiento del otro, como sujeto constituido en la realidad vivencial, pues la realidad desde su singularización debe ser pluralizada, en ella se imbrica un amplio camino recorrido, donde el lenguaje juega un papel importante, para la comunicación de las realidades emergentes, como posturas de vida, los mismos deben reproducirse, porque conllevan dialogo del sujeto con la naturaleza, siendo el mismo medio de subsistencia, de dialogo, de reciprocidad y convivencia armónica del hombre con la naturaleza.

Ahora, es sumamente imprescindible repensar la educación, el mismo debe responder las demandas y necesidades de la realidad, lo contrario no tendría sentido hablar de  una educación liberadora, porque en su lógica tradicional viene reproduciendo una cultura hegemónica, que infimiza, invisibiliza las realidades emergentes de la alteridad, repensar la educación implica transformar el rol del educando y educador, y puedan dialogar desde las verdaderas necesidades de aprendizaje, que nos permita transformar la realidad, o sea hablar de lo que ocurre en el entorno, para comprender lo que ocurre en la humanidad es un avance significativo por el que debemos transitar para trascender y transformar la educación incorporando a la otredad desde sus visiones de mundos, lógicas sentipensantes, conocimientos emergentes, diversidad cultural.

Repensar desde la educación, como instrumento de liberación, no es centrarse en contenidos determinados, sino dialogo de conocimientos para la sostenibilidad y equilibrio de la humanidad, es crítica a lo establecido. Pues no considera al educador el mesías instructor de conocimientos foráneos, sino es un agente de cambio y transformación en la búsqueda de la infinitud de conocimientos, le permitan interactuar, para precautelar la vida del ser humano como del planeta.

Finalmente, el conocimiento es posible desde la alteridad, porque tiene un bagaje amplio de experiencias, sostenidas a lo largo de la historia por las culturas constituidas, que le han permitido sobrevivir pese a la imposición cultural, dentro los aspectos trascendentales que debe asumir la humanidad para hacer frente a la crisis ambiental, es recurrir a las experiencias de los pueblos indígenas, en su experiencia convive en equilibrio y armonía con la naturaleza.

Bibliografía

Aguirre Garcáa, J. C., & Jaramillo Echeverri, L. G. (2006). El otro en Lévinas: una salida a la encrucijada sujeto–objeto y su pertinencia en las ciencias sociales. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, Vol. 4(Núm. 2). https://doi.org/Manizales, Colombia

Alaniz Gonzales, G. A., & Diaz Garcia, N. L. (2017). Repensar la educación desde la perspectiva de la otredad. Revista Internacional de Investigación y Formación Educativa.

Buganza, J. (2006). La Otredad o Alteridad en el Descubrimiento de America y la Vigencia de la Utopia Lascasiana. Razon y Palabra, Número 54, año 11.

Vargas Manrique, P. J. (2016). Una educación desde la otredad. Revista Científica General José María Córdova, Vol. 14, Núm. 17, pp. 205-228.

Anexos

Diálogo de saberes con estudiantes desde sus experiencias.

Mesa redonda, análisis de conocimientos desde la otredad.

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